La pulsera de conexión a tierra ayuda a neutralizar las cargas eléctricas acumuladas en el cuerpo, causadas por la exposición constante a dispositivos eléctricos y redes wifi. Durante millones de años, el hombre vivió descalzo o dormía en contacto directo con la tierra, lo que permitía que su cuerpo se descargara de forma natural. Hoy en día, nuestras casas y apartamentos aislados del suelo nos privan de esta conexión esencial.
El cuerpo humano depende de la actividad eléctrica natural que regula funciones vitales como la frecuencia cardíaca, la comunicación nerviosa y la reparación celular. Estas funciones pueden verse alteradas por cargas eléctricas parásitas. La pulsera restablece este equilibrio al reconectar su cuerpo con la tierra, reduciendo los voltajes eléctricos dañinos, promoviendo un mejor sueño, disminuyendo la inflamación y apoyando una recuperación física óptima.